En una entrevista en La Tercera posterior al último plebiscito, y respondiendo a una pregunta relativa al resultado 80-20 de la votación en Santiago, Noam Titelman comentaba, “(…) parece que ya no es de Plaza Italia para arriba, es de Tobalaba para arriba.” El plebiscito evidenció un nuevo límite en Santiago que dejaría a Providencia como una bisagra con el potencial de integrar dos ciudades divididas. Hoy, a pesar de su centralidad, las Avenidas Providencia y Nueva Providencia muestran signos de deterioro y paulatinamente se agotan las pilas programáticas que les dieron energía entre las décadas del sesenta y noventa. Durante casi 40 años y de manera relativamente continua, se coordinaron intereses privados y municipales para construir edificios que integraron distintos programas, tipologías y escalas, donde se mezclaba vivienda, oficinas, locales comerciales y servicios de manera heterogénea, y a través de distintas tipologías y aproximaciones formales. La densidad es el resultado de una suma de piezas, donde un factor común es la continuidad peatonal entre la calle y el interior de los edificios. La circulación peatonal relativamente libre a través de primeros pisos y fluidez entre espacios públicos y privados, también se extendió hacia pisos superiores y terminó aportando en una fluidez tanto horizontal como vertical. La densidad, diversidad programática, y vida urbana resultante, siguen siendo un modelo. Hoy, ante la urgencia de pensar una ciudad más integrada donde se mitigue la segregación, esta área es ideal para pensar el rol de los edificios como ecualizadores sociales. El desafío está en el diseño (o rediseño) de grandes edificios para Providencia que en todos los casos incluyan como una variable nuevas viviendas. Nuestro acercamiento considerará un análisis de las manzanas, los edificios dentro de ellas, y la búsqueda del o los sitios (o edificios preexistentes) para proponer proyectos de densificación.
Profesores: Max Núñez + Daniel Talesnik
Imagen: Ciro Miguel, @sputnik__57 (Instagram)